jueves, julio 16

Otra del fin del mundo...

El hombre abrió la puerta de su Departamento. Dejó colgados el abrigo y el sombrero como siempre acostumbraba hacer. Encendió el fuego de la cocina y puso agua en la tetera para tomar el té. Luego se dirigió al cuarto de baño donde se sacó la ropa y se dispuso a tomar una ducha. Se miró de soslayo en el espejo. La suciedad en forma de una infinidad de manchas negras como la noche cubrían la blanca y vieja piel de toda su humanidad.


No recordaba desde cuando seguía el mismo ritual... todos los días... incansablemente.


Abrió la llave y cuando comenzó a salir agua caliente ingresó a la pequeña tina donde tomó la esponja y el jabón y comenzó a limpiarse. Lo hacía cuidadosamente... como si no quisiera desprenderse de aquella negrura adherida a la piel, sin embargo sabía que debía hacerlo... por su bien... por el bien de todos.


Y es que esa era su misión, recorrer las calles incansablemente recogiendo y llevando sobre su piel , todos nuestros errores, desaciertos, egoismos, desamores... toda nuestra maldad para luego lavarla y darnos una nueva oportunidad, un día más de esperanza.


Cuando hubo terminado, se secó. Se vistió ropa cómoda y enfiló a la cocina donde el silbido de la tetera le anunciaba la hora del té. Se preparó una taza con un par de tostadas con mantequilla. Mientras comía no podía dejar de pensar en lo reconfortante y mágica que era esa hora. El volver a casa, el sentarse a tomar té bajo la cálida luz de la lámpara sobre la mesa. Sin embargo el té ya no sabía tan dulce y las tostadas no eran tan crujientes como antes. Una lágrima quiso asomarse por su ojo verdadero pero la contuvo, como siempre hizo.


Salió a la terraza de su departamento. Encendió un cigarrillo. El mundo allá abajo se movía despreocupado, acelerado, egoista, impersonal.


-Creo que ya has crecido- le musitó al mundo -Quiero descansar...


Apagó el cigarro... y voló.
Y el Mundo lloró pues por primera vez se sintió solo.

miércoles, enero 28

El dulce sabor de la derrota...

Hace muchisisisisisisimo tiempo que no aparezco por estos lares... sin embargo debo decir a mis amigos de blog que voy y vengo vigilando... observando... cuidándolos desde la distancia...


El título del comentario de hoy es " el dulce sabor de la derrota". Debo decir que no he perdido nada... es simplemente comentar acerca de aquellos días de mierda... en que casi nada te resulta o casi todo te resulta pero con una dosis extra de sufrimiento e incertidumbre... hoy fue un día de esos... es mas, podrías decir que hace dos semanas que han sido dias de esos. Ahora soy un ente productivo así es que estoy expuesto a que pasen estas eventualidades...

Lo del dulce sabor en mi caso es un vaso de ron... con bebida... Así es... venía en mi auto derrotado, cansado, CHATO... jaja... y lo único que me motivaba en esos minutos era el roncito que me tomaría llegando a casa.
No se trata de alcoholizarse... si no de que a veces... hoy por ejemplo, es necesaria una cuota... o como diría algún químico, una alicuota de alcohol en la sangre para que el descanso sea pleno. Y realmente se siente delicioso... mejor que tomárselo en un pub, oen algún antro de mala muerte... pues estás en tu casa. No tienes que manejar de vuelta a casa, pues estás en ella. Los casados se librarían de llegar borrachos, pues se emborrachan donde "ellas" los ven... y por lo tanto no alegan... puede coronarse el final del día antes de ir a la cama, con algunas generosas y agradables ventosidades orales y aborales sin perjudicar a nadie, pues estamos en lo mas íntimo de nuestro hogar dulce hogar...

Realmente es una delicia...

100% recomendable...
Eso... Como ven no he perdido la costumbre de hablar pelotudeces...
PD: en la foto... tomándome un "cucaracho"...